La Dirección General de Tráfico revela la velocidad perfecta para reducir tu gasto en combustible: una cifra de dos dígitos

La velocidad óptima según los expertos en tráfico

¿Te acuerdas de aquella época en la que la Dirección General de Tráfico decidió bajar temporalmente el límite de velocidad en autopistas de 120 km/h a 110 km/h? Esta medida, aunque duró poco tiempo, tenía como objetivo principal el ahorro de carburante, una preocupación constante para los conductores españoles, incluso cuando los precios de la gasolina y el gasóleo han experimentado pequeñas reducciones recientemente.

Existen diversas estrategias para lograr este objetivo: mantener correctamente inflados los neumáticos, evitar sobrecargar el vehículo y adoptar un estilo de conducción suave. Estos consejos aparecen habitualmente en todas las guías de manejo eficiente, pero ahora Tráfico quiere que prestemos especial atención a otro factor crucial: la velocidad de circulación.

Aunque en la mayoría de autopistas y autovías españolas podemos desplazarnos hasta 120 km/h, esta cifra no representa necesariamente la más económica en términos de consumo. La DGT nos proporciona ahora datos específicos sobre cuál debería ser nuestra velocidad ideal para reducir significativamente el gasto en el próximo repostaje.

90 km/h: el punto de equilibrio perfecto

La cifra no alcanza los 120 km/h, tampoco los 100 km/h. Según la Dirección General de Tráfico, la velocidad más eficiente para minimizar el consumo de combustible es precisamente 90 km/h. Esta conclusión se fundamenta en múltiples investigaciones que analizan la relación entre la resistencia del aire, el esfuerzo que debe realizar el motor y el consumo real medido en distintos tipos de carreteras.

Conforme a los datos de la DGT, circular a 90 km/h permite alcanzar el equilibrio ideal entre el funcionamiento del motor, la aerodinámica del automóvil y la eficiencia en el consumo de carburante. Superando esta velocidad, la resistencia del viento se incrementa considerablemente, obligando al vehículo a gastar más energía para mantener la misma marcha.

Esta cifra resulta especialmente aplicable en carreteras convencionales, donde precisamente el límite legal coincide con estos 90 km/h. En autopistas y autovías, aunque el límite es más elevado (generalmente 120 km/h), circular significativamente por debajo de la velocidad promedio podría representar un peligro para la seguridad vial.

En cualquier circunstancia, la DGT nos recuerda que reducir la velocidad no solo mejora la seguridad en determinadas situaciones, sino que también disminuye el consumo. La diferencia entre desplazarse a 90 km/h frente a 120 km/h puede traducirse en un ahorro de hasta un 30% en combustible, especialmente en trayectos de larga distancia. Paralelamente, desde el organismo de Tráfico señalan que también se minimiza el desgaste de componentes mecánicos, las emisiones contaminantes y el cansancio del conductor.

Técnicas adicionales de conducción económica que debes conocer

Disminuir moderadamente la velocidad es un consejo que funciona en la práctica, pero no constituye el único elemento que afecta al consumo de carburante. Al final, la DGT siempre nos habla de métodos de conducción eficiente, que no son más que una serie de costumbres que pueden suponer un ahorro considerable tanto en gasolina como en el mantenimiento general del automóvil.

Presta atención a estos consejos: utiliza marchas largas manteniendo las revoluciones bajas. Lo recomendable es cambiar de marcha entre las 1.500 y 2.500 rpm (según el tipo de motor) y circular en la relación más larga posible sin forzar el motor. Esto disminuye el esfuerzo mecánico y optimiza el rendimiento.

Evita aceleraciones y frenadas bruscas innecesarias. Conducir de manera anticipada, interpretar correctamente el tráfico y mantener una velocidad uniforme ayuda a conservar la inercia del automóvil y evita consumos adicionales por maniobras abruptas. El empleo del control de velocidad automático en recorridos largos es una excelente herramienta para mantener ese ritmo constante.

Comprueba regularmente la presión de las ruedas. Si está por debajo del valor recomendado, aumenta la resistencia al rodamiento y, en consecuencia, el consumo. De igual manera, es importante reducir el peso del coche: transportar objetos innecesarios en el maletero o instalar un portaequipajes cuando no se utiliza perjudica la aerodinámica y el gasto de combustible.

No descuides el mantenimiento preventivo. Un filtro de aire obstruido, bujías gastadas o un aceite inadecuado puede incrementar el consumo sin que el conductor lo detecte directamente.