Durante el fin de semana pasado, la atención mundial se centró en los acontecimientos de Oriente Medio, donde Israel e Irán protagonizaron un escalamiento sin precedentes mediante ataques directos que impactaron instalaciones militares e infraestructuras críticas, incluyendo refinerías petroleras y plantas gasíferas. Según informes de Bloomberg, nos encontramos ante un enfrentamiento directo que podría transformar completamente el panorama energético a nivel mundial.
El pánico se apodera del mercado petrolero
Hasta este momento, los precios del petróleo venían experimentando una tendencia descendente debido al incremento en la producción por parte de la OPEP+, situación que estaba generando tensiones internas dentro de la organización. No obstante, la explosión de este conflicto ha provocado una reacción nerviosa en los mercados, desencadenando alzas inmediatas en las cotizaciones.
El petróleo Brent ha experimentado un incremento superior al 8%, mientras que el WTI registró una subida del 4%, según datos de OilPrice. Paralelamente, los operadores financieros han intensificado sus compras de opciones de cobertura, temiendo que el precio del barril pueda superar la barrera de los 100 dólares.
El especialista en energía Javier Blas ha señalado un aspecto crucial: aunque el flujo físico de crudo no se ha interrumpido, el mercado está „tentando a la suerte“. Aunque el temor no es algo nuevo, la magnitud y el alcance de estos ataques han activado alarmas que no se veían desde la Guerra del Golfo. Blas considera que „el exceso de oferta es evidente“, pero reconoce que en Oriente Medio siempre existe „una gota que colma el vaso“.
La preocupación principal radica en que, ante la dificultad del régimen de Teherán para responder con la misma intensidad, pueda optar por una estrategia de disuasión económica cerrando el Estrecho de Ormuz, una ruta comercial vital por la que circula el 20% del petróleo mundial, según OilPrice.
Las consecuencias llegan a España pese a no depender del crudo iraní
Aunque el petróleo iraní estaba sujeto a sanciones internacionales y España no importa crudo de esta región, esto no la exime de verse afectada por la volatilidad del mercado global. Como ha explicado la periodista especializada en energía Rebecca F. Elliott en The New York Times, el petróleo constituye una mercancía global: cualquier crisis en una zona productora impacta el precio final que abonan todos los países.
España obtiene su crudo de otras regiones —como Nigeria, Estados Unidos, Arabia Saudí o México— que también experimentarán incrementos en los costes debido al temor a posibles interrupciones en el suministro.
Las repercusiones en el bolsillo de los ciudadanos son evidentes: tanto la gasolina como el diésel se encarecerán, lo que elevará los costes del transporte, la distribución de alimentos y, en efecto dominó, la inflación general. Incluso el coste de la electricidad podría verse impactado, considerando que parte del sistema energético aún depende del gas natural y derivados del petróleo.
Esta coyuntura subraya la relevancia de acelerar la transición energética y diversificar las fuentes de suministro, objetivo que la Unión Europea se ha propuesto desde la crisis del gas ruso.
Factores que podrían agravar la situación
Aunque actualmente los mercados mantienen un abastecimiento adecuado, según ha manifestado Fatih Birol, director de la Agencia Internacional de Energía, existen diversos elementos que podrían modificar drásticamente el escenario: nuevos ataques directos contra yacimientos petrolíferos iraníes, el cierre del Estrecho de Ormuz, una reducción de las compras chinas de crudo iraní, el incremento de los seguros marítimos en la región y una escalada militar con participación directa de Estados Unidos.
Si cualquiera de estos factores se materializa, el precio del barril podría rebasar los 100 dólares, generando una auténtica crisis de suministro, tal como ha advertido Javier Blas.
El conflicto entre Irán e Israel se perfila como el tema principal en la reunión del G7 que se celebra hoy en Canadá. Según APNews, el presidente estadounidense Donald Trump ha instado a las partes a alcanzar un acuerdo, aunque también declaró que „a veces tienen que luchar“, generando incertidumbre sobre hasta qué punto buscará contener a su aliado israelí.
Mientras tanto, Bloomberg ha destacado que Israel ha solicitado respaldo internacional para mantener la presión sobre Teherán. Sin embargo, numerosos líderes europeos temen una escalada incontrolable que dispare los precios del crudo y deteriore aún más la economía global.